El teletrabajo ha supuesto todo un mundo incierto para las empresas españolas con la llegada del coronavirus. Esta forma de trabajar que sólo el 3% de las compañías aplicaban a su jornada laboral habitual hasta antes de la cuarentena, la cual ha incrementado este porcentaje hasta llegar a que sólo los trabajos que no son posibles de realizar fuera del espacio laboral, continúan con la rutina habitual.

Por lo tanto, este nuevo marco para el resto de empleados ha supuesto desconcierto a la hora de llevar a cabo el trabajo desde su propia casa. A la extraña sensación de no tener que desplazarse para realizar su jornada, se suman las dudas para montar una improvisada oficina dentro de la vivienda. A continuación, os demos algunas pautas:

  • Tu espacio de trabajo debe de ser distinto al de descanso: posiblemente sea el punto más importante para que ni tu productividad ni tus biorritmos se vean afectados. El cambiar de habitación en la casa para realizar el trabajo hace que tu cuerpo distinga entre la zona de trabajo y las zonas de confort y relajación. Por lo que no plantes el ordenador en tu escritorio del cuarto donde duermes y mucho menos trabajes desde la cama. Haz una buena distinción de espacios para que este periodo se haga lo más ameno posible y no afecte a tu actividad.
  • Organiza el área de trabajo: estás en casa, por lo que existen mayores distracciones como los niños, pareja, compañeros de piso… Dado que estas son normales  (salvo que vivas solo/a) hay que minimizar al máximo otros elementos que pueden llevar a procrastinar. En este punto, cuanto menos detalles haya en la mesa y en tu espacio más cercano mejor. De esta forma sólo te centrarás en desarrollar tu trabajo, pudiendo sumergirte en él como si estuvieses en la oficina habitual.
  • Asegúrate de tener una buena conexión a internet: el aspecto más importante de todos, ya que si tienes la opción del teleempleo quiere decir que gran parte de este lo harás de manera online. De la misma forma que las reuniones con compañeros o jefes vía videollamada. Toda facilidad suma a la concentración y productividad.
  • Igualmente una silla, mesa y altura de la pantalla adecuadas hacen que no se resienta el cuello o espalda.
  • Cámbiate de ropa: trabajar en pijama es tentador, pero volvemos al primer punto, hay que distinguir lo máximo posible el trabajo y el relax. Vístete como si fueras a trabajar y cuando finalices cámbiate como si acabases de llegar a casa.

Obviamente, que el trabajo remoto desde casa sea más llevadero o no depende de la capacidad de adaptación de cada persona y las características de sus domicilios.

Sin embargo, llevar a cabo estos simples puntos harán de esta nueva rutina lo más llevadera posible.